Los flujos piroclásticos o corrientes de densidad—como ahora se les conoce—son flujos compuestos por gases y material sólido (ceniza y rocas de diverso tamaño) capaces de fluir a grandes temperaturas y velocidades y de sobrepasar obstáculos a su paso. La velocidad que alcanzan varía según la proporción de los sólidos y gases. En el extremo más diluido (mucho más gas que sólidos) se encuentran las oleadas piroclásticas, las cuales alcanzan mayor velocidad y distancia. En algunos casos pueden superar los 100 km/h. Otro aspecto que influye en el alcance de estos flujos es la energía de la erupción y la pendiente del terreno por el cual fluyen. Los flujos piroclásticos son los eventos volcánicos más destructivos conocidos.
En la foto se observa un pequeño flujo bajando por un flanco del volcán Arenal los cuales alcanzaban, en general entre los 10 y los 35 m/s.
Fuente: Francis, P.; Oppenheimer, C., 2004: Volcanoes.
Fotografía tomada por Dennis Lindwall.