Los procesos volcánicos se originan en tres tipos de ambientes geológicos:
Las zonas de subducción
En estas zonas, una placa tectónica se subduce (introduce) bajo otra. Del incremento de la profundidad se sigue un incremento de la temperatura (1°C por cada 30m de profundidad en la Tierra). Estos dos factores, junto con la incorporación de agua contenida dentro de la placa, permiten la fundición de la roca; es decir, la formación de magma que luego sale a la superficie por medio de grietas en las rocas. Es así, a grandes rasgos, cómo se forman los volcanes. En América Central el vulcanismo proviene esencialmente de este proceso.
Las zonas de divergencia
En las zonas de divergencia, dos placas tectónicas se separan y queda una gran grieta por la cual el magma puede salir y formar volcanes. Islandia, por ejemplo, es una isla volcánica formada por este tipo de vulcanismo.
Los puntos calientes
Finalmente, existen fuentes permanentes muy puntuales de magma profundo, magma de las profundidades del Manto de la Tierra (capa de mayor espesor del planeta), que presentan temperaturas “anómalas” y no tienen relación ni con zonas de subducción ni con zonas de divergencia. En estos sitios el magma asciende por densidad y así se forman los volcanes dichos de “punto caliente”. Uno de los casos más famosos de volcanes originados por punto caliente es Hawaii.
Fuente de la imagen: Tarbuck, E. & Lutgens, F., 2001: Ciencias de la Tierra: una introducción a la geología física [6ª ed.].- 540 págs. Prentice Hall, Madrid España.