Los sismos son muy frecuentes en Costa Rica. Esto es el resultado de vivir en una zona de subducción de placas donde interactúan tres grandes placas tectónicas: las placas del Coco, Caribe y Nazca, como se muestran en la mapa de la figura.
Vivir en una zona sísmicamente activa es una situación que compartimos con muchos otros países ubicados a lo largo del Cinturón de Fuego del Pacífico, como Japón, México, Perú y Chile. Hay periodos de sismicidad más alta que otros. Estos suelen suceder luego de terremotos de gran magnitud, como el ocurrido el 5 de setiembre del 2012 en Guanacaste (magnitud 7,6). Otros terremotos importantes recientes en Costa Rica en los cuales se experimentó una alta sismicidad en los meses siguientes fueron el de Golfito en 1983 (magnitud 7,4), Cóbano en 1990 (magnitud 7,0) y Limón en 1991 (magnitud 7,7).
Uno de los períodos de mayor actividad sísmica en Costa Rica ocurrió entre entre 1990 y 1993 cuando ocurrieron gran cantidad de sismos sentidos en la parte central del país. Muchos recordarán el enjambre de Puriscal de junio y julio de 1990, el terremoto de Alajuela de diciembre del 1990, el sismo de Naranjo de marzo de 1992 y los temblores de Pejibaye de Jiménez y Turrialba en julio de 1993.
Los sismos son muy frecuentes en Costa Rica y no sabemos cuándo ni dónde ocurrirá el siguiente sismo fuerte. Por esta razón es importante siempre estar preparados para enfrentar de la mejor manera este común fenómeno con el que convivimos a diario en nuestro país.