Cuando los sismos son percibidos cerca del epicentro se suelen reportar retumbos; es decir, un fuerte sonido previo al comienzo del movimiento.
Esto suele suceder cuando los sismos son poco profundos y ocurren cerca del observador. En estos casos, las primeras ondas sísmicas en alcanzar la superficie son las de tipo P (“primarias”), que son seguidas de las ondas S (“secundarias”) y las ondas superficiales. Estas últimas son las que suelen percibirse más claramente.
El oído humano puede detectar sonidos en un intervalo que va de 20 Hertz (número de oscilaciones de las ondas por segundo) hasta sonidos agudos a 20 000 Hertz. La frecuencia de las ondas P puede superar los 30 Hertz y ser audibles para los seres humanos al llegar a la superficie. Así, el sonido de “retumbo” o de “aplanadora” se asocia con el arribo de la onda P. Las personas a cierta distancia de sismos poco profundos escuchan entonces la onda P, y luego perciben las ondas S y las superficiales.
Además, parte del ruido puede provenir del movimiento brusco de arriba hacia abajo generado por la onda P en los objetos dentro de las edificaciones.
Fuente de la imagen: Tarbuck, E. & Lutgens, F., 2001: Ciencias de la Tierra: una introducción a la geología física [6ª ed.].- 540 págs. Prentice Hall, Madrid España.