La formación de mares y océanos en el planeta es un resultado indirecto de la fragmentación de la corteza por los procesos de convección en el manto. Con el fin de explicar este proceso, tomemos el ejemplo de la Placa Africana, en África del Este, esquematizado en la imagen. Todo inicia con la presión ejercida por el magma (en color rojo) para salir hacia la superficie. Esta presión causa, en primera instancia, el debilitamiento de la corteza y posteriormente su fractura. Aunque la presión ejercida por el magma tiene una dirección general vertical, se produce una fuerza horizontal a partir del eje de máxima presión del magma que fragmenta la corteza terrestre. Como resultado de esto, se forma una extensa fractura que se ensancha con el paso del tiempo.
Al separarse lentamente los bloques de la corteza, la superficie se hunde poco a poco y se forman grandes depresiones (por los esfuerzos de separación). Dentro de estas depresiones surge vulcanismo (el magma ya tiene la posibilidad de escapar hacia el exterior) y, con el tiempo y el aumento en el ancho de las depresiones, estas se van llenando de agua, formando eventualmente los grandes cuerpos de agua que conocemos como mares y océanos. Al quedar cubierto el vulcanismo, se vuelve submarino y las cordilleras volcánicas a lo largo de la fractura toman el nombre de dorsales oceánicas. Rift significa una gigantesca zona de apertura, separación, agrietamiento y fisura en la corteza terrestre.
Fuente: Tarbuck, E. & Lutgens, F., 2001: Ciencias de la Tierra: una introducción a la geología física [6ª ed.].- 540 págs. Prentice Hall, Madrid España.