Turrialba

    LOCALIZACIÓN

    Se encuentra a 24 km al noroeste de la ciudad de Turrialba, Cordillera Central.

    TIPO DE VOLCÁN

    Estratovolcán complejo.

    ELEVACIÓN

    ~3340 m s.n.m.

    ALTURA DEL EDIFICIO

    1900 m.

    GEOMORFOLOGÍA

    Comparte la misma base que el volcán Irazú y es el volcán más oriental de la cordillera volcánica Central (CVC). Debido a que su posición se sale del alineamiento general de esta cordillera, pertenece, junto con los volcanes Cacho Negro, Congo y Platanar, a otro alineamiento de volcanes paralelo al eje principal de la CVC. La cima del volcán Turrialba está constituida por una caldera de avalancha volcánica dentro de la cual se ubican los tres cráteres principales y otros desfigurados por la actividad eruptiva y erosiva pasada. De la misma manera, se encuentran varios edificios o conos volcánicos más antiguos, como el volcán Dos Novillos, y conos piroclásticos satelitales tales como los cerros Tiendilla y Armado.

    GEOLOGÍA

    Los flancos del macizo principal están constituidos por coladas de lava relativamente recientes cubiertas por capas de rocas piroclásticas de caída, flujo y oleada. Estas lavas son andesitas basálticas, basaltos, andesitas con un alto contenido de potasio y escasas dacitas. Estructuralmente, hay varias fallas activas que cortan la estructura volcánica.  

    ACTIVIDAD ERUPTIVA

    Existen registros de erupciones prehistóricas en el 1500 a.C., 1420 a.C., 800 a.C., 50 d.C. y 650 d.C., y los dos períodos históricos: 1864 – 66, con erupciones estrombolianas, vulcanianas, freáticas así como freatomagmáticas, y 2010-2017, con erupciones freáticas. 

    Desde marzo de 1996 la actividad sísmica y la composición química de los gases venía cambiando. En el 2003 se intensificó la actividad sísmica así como la desgasificación y aparecieron nuevas solfataras y fracturas. Entre el 2007 y el 2009 la actividad sísmica se acentuó aún más y la columna de desgasificación era fácilmente observable desde diversos sectores del Valle Central y el Caribe. El 5 de enero del 2010 se generó una nueva boca eruptiva con emisión de cenizas. En enero del 2012 se formó un segundo boquete. Estas dos bocas han presentado actividad fumarólica vigorosa, de alta temperatura (≥ 500ºC), con columnas de vapor (actividad exhalativa) visibles desde diversos puntos del Valle Central y la vertiente Caribe. Además de esto se produjeron casuales erupciones freáticas menores, es decir, salida de poca ceniza hidrotermalizada, acompañada de fuertes emisión de gases. 

    De octubre del 2013 al 2015 se observó una intensificación de la actividad, con expulsión de cenizas y materiales juveniles (cenizas y bombas). Las explosiones más notorias del 2015 ocurrieron el 12 de marzo y el 7 de abril del 2015. La del 12 de marzo del 2015 alcanzó 2,5 km de altura y la ceniza comenzó a caer de día en la Gran Área Metropolitana motivando además el cierre del tránsito aéreo del aeropuerto internacional Juan Santamaría. A partir del 18 de mayo decayó la actividad sísmica y la emisión de cenizas. Un nuevo ciclo dio inicio el 16 de octubre (5:49 a. m.), con emisiones de cenizas de 1 km de altura o menos, que se extendió hasta el 27 de octubre del 2015 (3 p. m.). Octubre y mayo fueron los meses con más erupciones del 2015, respectivamente.

    El año 2016 inició con pequeñas erupciones el 3, 6 - 8 y 30 de enero y 2, 6 - 8 de febrero y 30 de abril. Un periodo eruptivo relativamente notorio se presentó entre el 30 de abril y el 27 de mayo del 2016, afectando los cultivos, la ganadería, el suministro de fluido eléctrico y de agua potable en el flanco sur del volcán. Las nubes de cenizas alcanzaron hasta 3,5 km de altura sobre el cráter activo y destacan las erupciones del 12, 18, 20 y 24 de mayo. Ocurrieron varios flujos piroclásticos diluidos (oleadas piroclásticas), sobresaliendo los del 12 y 20 de mayo. La actividad fue particularmente activa en setiembre, sobresaliendo las erupciones del 19 de ese mes con alturas sobre el nivel del cráter de 4 km. Para el año 2016, la ceniza eruptada alcanzó hasta Puntarenas al oeste e inclusive San Isidro de El General, a más de 80 km al sur del volcán Turrialba.

    Corrientes de barro cargadas bajaron por la quebrada Paredes en noviembre del 2014, 16 de octubre del 2015, 22 de setiembre y 13 de noviembre del 2016. Las más grandes del 2016 llegaron a los ríos Toro Amarillo y Sucio.

    Bombas volcánicas escoriáceas y “corteza de pan” en abundancia fueron originadas por actividad estromboliana a finales de octubre del 2016, y continuaron siendo abundantes a inicios del 2017. Esto podría indicar un cambio de fases freatomagmáticas a fases predominantemente estrombolianas. Entró en una calma relativa durante las primeras semanas de marzo, pero nuevamente retornó a la emisión de cenizas entre el 26 y el 30 de ese mes, con temperaturas intracratéricas de hasta 780 ºC. Se dieron algunas erupciones pequeñas a finales de mayo con lanzamiento de bloques balísticos. La incandescencia se observaba aún en agosto del 2017. La actividad reciente del volcán Turrialba es freática hasta estromboliana.

    PELIGRO VOLCÁNICO

    El mayor peligro volcánico es la caída de piroclastos cerca de los cráteres, incluyendo el mirador y las torres, así como la lluvia ácida. Eventualmente, se podrían dar erupciones mayores con caída de cenizas, principalmente hacia el Valle Central y en menor grado hacia el Caribe. Dado que la estructura está cortada por fallas tectónicas, existe el potencial para generar sismos de magnitud intermedia. Además, existe la posibilidad de deslizamientos volcánicos, explosiones dirigidas, lahares, coladas de lava y la formación de nuevos conos o cráteres.

    Se sabe que los productos expulsados durante la erupción de 1864-1866 cayeron en las provincias de Cartago, San José, Heredia, Alajuela, Limón y Puntarenas, en una zona de al menos 40 cantones.

    CLASIFICACIÓN SEGÚN EL ÍNDICE DE EXPLOSIVIDAD VOLCÁNICA (VEI)

    A pesar de que no se han documentado históricamente erupciones de tipo pliniano para el Turrialba, los depósitos de avalancha volcánica al sur del cráter son evidencia de una fuerte actividad eruptiva pasada asociada con procesos plinianos. La posible ocurrencia de erupciones de tipo pliniano permiten categorizar al volcán Turrialba bajo un índice VEI de entre 3 y 4. Sin embargo, debido a la falta de evidencia pre-histórica y a la actividad reciente del Turrialba en la actualidad se considera un VEI 2-3.

    Se estima que alrededor de 2 145 000 habitantes se verían afectados en mayor o menor grado, de acuerdo con el pronóstico elaborado en el caso de un escenario eruptivo de tipo estromboliano-vulcaniano. 

    SISTEMAS DE VIGILANCIA VOLCÁNICA

    Estaciones sismológicas en su cima y flancos, cámaras y observación visual.

     

    REFERENCIAS PRINCIPALES

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